Qué sabio el refranero popular y qué bien viene para resumir muchas situaciones. ¿De qué vamos a hablar bajo este título? Del despropósito de la nueva marca Alimentos de España, diseñada por David Delfín. Y tú te estarás diciendo “Pero … ¿ese señor no es diseñador de moda?” ¡Efectivamente! Y entonces, ¿por qué desarrolla una marca y encima de ese peso? Eso mismo queremos saber nosotros y todas las empresas especializadas en creación de marcas.
Vamos a contextualizar este trabajo. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) convocó un concurso cerrado en colaboración con la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME). A este concurso se presentaron 16 proyectos. La propuesta de Delfín, que utiliza la misma tipografía que para su marca, es la que ha ganado.
En nuestra opinión hay varios aspectos que resultan más que “llamativos”:
- ¿Por qué se convoca este concurso con la Asociación de Creadores de Moda? ¿Nos convocan a los Creadores de Marcas para diseñar el uniforme de la Selección Española? No, ni tienen que hacerlo. Esto demuestra la falta de respeto y de comprensión del sector del diseño por parte de las instituciones.
- Utilizar la misma tipografía que para la marca David Delfín ¿tiene sentido? Una tipografía que el diseñador de moda utiliza para su logo, sus prendas y sus obras de arte. Así Alimentos de España tiene una identidad absolutamente diluida. Tan diluida que podría parece una submarca de David Delfín.
- Estamos hablando de una marca institucional que forma parte de la marca España. #productosdespaña tiene erorres ortográficos flagrantes. No se puede omitir una E ni ponerlo todo en minúsculas. Existen trillones de artículos sobre el porqué de la mala imagen de la marca España. Pues bien, chapuzas como ésta no ayudan.
- La propuesta incluye un símbolo a modo de hashtag con los colores de la bandera española. El hastag es un icono propio de las tecnologías y redes sociales ¿qué tiene que ver con alimentos? y mucho menos con España. Es un recurso completamente fuera de lugar que no aporta nada de significado a la marca.
Está claro que este cúmulo de despropósitos parte del error de no entender qué significa el diseño y de no respetar los distintos sectores que existen dentro de él. Lo más lamentable es que sean las propias instituciones quienes promueven este tipo de actitudes.
